En los Estados Unidos contamos con innumerables bendiciones por las cuales deberíamos estar agradecidos, pero, lamentablemente, a menudo olvidamos valorarlas y damos muchas de ellas por sentadas.
SOBRE NOSOTROS
«El alma generosa sera prosperada,
y el que saciare, el también sera saciado» »
Proverbios 11:25




Antes de fundar HTHF, colaboramos en labores de ayuda a los pobres junto a un grupo de Hermanas y Frailes Franciscanos establecidos en Matagalpa. Ambas congregaciones dedican su vida con entrega y amor al servicio de las personas más necesitadas en sus comunidades.


Vivimos momentos agridulces al entregar las donaciones a los niños. Nos recibieron con tanto cariño y gratitud que fue verdaderamente conmovedor. Las hermanas, los niños y sus madres no dejaban de agradecernos y bendecirnos una y otra vez. Fue imposible no sentirse abrumado al ver a esos pequeños, tan humildes y necesitados, decir con tanta sinceridad: “Gracias y que Dios los bendiga.”
Las cosas que disfrutamos y no valoramos en nuestra vida cotidiana son, muchas veces, aquello por lo que otras personas ruegan tener.
Podría decir, sin exagerar, que para ellos no se trataba solo de haber recibido algunas cosas materiales o un momento de alegría. Su gratitud reflejaba algo mucho más profundo. Creo que apreciaban el simple hecho de que un grupo de desconocidos, provenientes de los Estados Unidos, se hubiera tomado el tiempo de visitarlos. En otras palabras, valoraban sentir que alguien se preocupaba por ellos, que no estaban completamente olvidados. Estas personas viven en medio de la desesperanza y, a menudo, no tienen a nadie a quien acudir en busca de ayuda.
¡Por favor, ayúdanos a ayudar! Queremos continuar brindando apoyo a quienes más lo necesitan. Pero no podemos hacerlo solos; necesitamos de personas generosas dispuestas a contribuir. En HTHF confiamos en corazones solidarios y comprometidos con marcar una diferencia en la vida de los más vulnerables de estas comunidades.
Nuestra última parada en Matagalpa fue en el basurero de la ciudad. Fuimos allí para entregar ropa y algunas bolsas de regalos que habíamos preparado para los niños. La escena fue desgarradora y nos abrió los ojos: una extensa zona, sucia y maloliente, cubierta por montañas de basura, donde hombres, mujeres y niños cavaban rodeados de perros y buitres. Todos los días, estas personas buscan algo para comer, algún objeto útil o algo que puedan reciclar para vender y así comprar alimentos.
Puedo decir sinceramente que fue la experiencia más triste y conmovedora que he vivido. El corazón de mi hermana y el mío se sintieron profundamente afectados. Sentí que lo que estábamos haciendo no era suficiente; nuestros esfuerzos de los últimos años resultaban insignificantes frente a tanta necesidad. Estas personas, nacidas y criadas en condiciones tan terribles, requieren mucho más de lo que pudimos ofrecerles.
Comprendí que nuestros recursos eran limitados y que no podíamos hacer mucho por nuestros propios medios. Fue entonces cuando entendí la urgencia de crear una organización sin fines de lucro con el propósito de ayudar a más personas en extrema pobreza y apoyar otras causas humanitarias. Así nació HTHF.
«Quien sea generoso con los pobres presta al Señor, y Él le pagará por sus obras.» – Proverbios 19:17